Untitled-3-01.png

WMC Especiales

Hablemos de Finanzas.

Trump vs. Harvard

El Especial WMC:

La universidad titular del mayor endowment (Dotación para fondo de Inversiones), se ha convertido en el principal blanco de lo que parece empezar a ser una batalla por el alma de la educación superior estadounidense, con implicaciones económicas, sociales, ideológicas y geopolíticas.

Imagen: Logotipo de Palo Alto Networks. Crédito The Hindu

Trump y la educación superior de élite

Desde los inicios de su carrera política, Donald Trump ha mantenido una postura crítica hacia las universidades de élite en Estados Unidos, pero ahora, en su segundo mandato, esta postura ha dejado de ser retórica para convertirse en una ofensiva institucional sin precedentes, con Harvard como blanco principal.

Lo que comenzó como una presunta cruzada contra el antisemitismo en los campus, ha escalado hasta convertirse en un conflicto mucho mas complejo, con consecuencias en un amplio espectro de asuntos nacionales. Trump ha desplegado una batería de medidas orientadas contra la universidad más antigua y poderosa del país. Congeló más de 2.600 millones en fondos de investigación para Harvard, dejó sin contratos federales cerca de 100 millones, y ha buscado impedir la entrada de estudiantes internacionales para estudiar allí. Desde la Casa Blanca, estas acciones se enmarcan como defensa de derechos civiles y contención del antisemitismo.

Para Trump, las universidades de élite encarnan lo que llama “radicalismo de izquierda” disfrazado de educación. En campaña prometió acabar con dotaciones desproporcionadamente grandes y devolver a las universidades a “valores americanos” genuinos. Harvard, con un endowment (Dotación para fondo de Inversiones)  que supera los 53.000 millones (Véase gráfica 2.1), se convirtió en el símbolo de la reforma que propone.

Las críticas se centran en la supuesta incapacidad de la universidad para enfrentar el antisemitismo de manera eficaz. Las protestas surgidas tras el estallido del conflicto entre Israel y Hamas en 2024 sirvieron de catalizador. Aunque el Doctor Alan Garber, Presidente de la Universidad de Harvard afirmó desde agosto del año pasado, que se implementó medidas, como una definición formal de antisemitismo, y programas educativos, la Administración Trump las consideró insuficientes.

En una carta, el gobierno señaló a varios centros de Harvard, entre ellos el Centro de Estudios de Medio Oriente y la Escuela de Teología, como “focos de hostigamiento antisemita” e “ideológicamente capturados”. El Departamento de Seguridad Nacional afirmó que la universidad permitió que estudiantes internacionales “pro-terroristas” agredieran a otros y colaboró con el Partido Comunista Chino, generando preocupación en el Congreso.

Reformas solicitadas: El gobierno exigió:

  • eliminar políticas de diversidad, equidad e inclusión;  

  • basar en mérito las contrataciones y admisiones;

  • eliminar docentes “activistas”;

  • prohibir la entrada a estudiantes internacionales “hostiles a los valores estadounidenses”.

Harvard respondió el 14 de abril, con Garber señalando que ningún gobierno debe dictar el qué se enseña, a quién se contrata o a qué investigaciones se destina el esfuerzo académico. Más tarde, el 2 de mayo, Trump y el secretario del Tesoro anunciaron la retirada del estatus fiscal exento de Harvard y la aprobación del “One Big Beautiful Bill Act”, que aumentaría impuestos a las dotaciones privadas; podría costar a Harvard unos 465 millones de dólares anuales. Harvard ha presentado demandas alegando violación de autonomía y libertad de expresión.

Gráfica 2.1 : Endowments (Dotación para fondo de Inversiones) correspondientes a las principales universidades norteamericanas. Fuente Bloomberg.

Dotaciones Universitarias

Son fondos de inversión originados por donaciones que se mantienen gastando únicamente los generado por esas inversiones anualmente. El producto de esas inversiones se destina principalmente a la ayuda financiera a los estudiantes y programas de investigación académica.

Impacto en Harvard.

Las consecuencias del congelamiento de fondos federales se están sintiendo. Harvard depende de aproximadamente 700 millones de dólares anuales en subvenciones de investigación provenientes de agencias como Salud, Defensa y Energía. Estas investigaciones no son simples ejercicios académicos: incluyen cáncer infantil, Parkinson, esclerosis múltiple y Alzheimer. También afectan la formación de miles de estudiantes de posgrado y postdoctorado en ciencia, tecnología y salud pública. (Véase en gráfica 2.2 infografía que muestra las áreas de investigación y fondos dedicadas a cada una).

Ante esta situación, la universidad destinó 250 millones de dólares adicionales de su presupuesto para mantener las investigaciones activas, y Garber redujo voluntariamente su salario en un 25%. Por otra parte, recurrir al fondo de dotación (Endowment) no es una solución sencilla, ya que buena parte del capital está restringido o invertido a largo plazo y las normas de política de inversión imponen severas limitaciones par el uso de los fondos, Típicamente solo es posible disponer anualmente del efectivo generado por las inversiones, y nada mas . 

Uno de los frentes más delicados es el intento del gobierno de bloquear la matrícula de estudiantes internacionales. Harvard alberga a más de 6.800 estudiantes extranjeros, lo que representa el 27% de su comunidad estudiantil. La pérdida de este grupo tendría un fuerte impacto académico y financiero. El gobierno intenta revocar la certificación del programa que permite a las universidades estadounidenses aceptar estudiantes internacionales, alegando que Harvard no ha cooperado con las solicitudes del Departamento de Seguridad Nacional. No obstante, dos juezas federales han otorgado medidas cautelares a favor de la universidad, impidiendo por ahora que estas restricciones entren en vigor.

Trump también ha prometido quitarle la exención fiscal a Harvard; sin embargo, la ley establece que este proceso debe pasar por una revisión objetiva del IRS y permite a las instituciones apelar cualquier decisión. Esta amenaza ha generado respuestas y varios senadores demócratas han pedido investigar si el presidente violó la ley al intentar manipular políticamente al fisco.

Tal vez la mayor amenaza es la eliminación de las acreditaciones que permiten a Harvard ejercer sus funciones. La Comisión de Educación Superior de Nueva Inglaterra (NECHE) es un organismo de acreditación voluntario y no gubernamental, reconocida por el Departamento de Educación de Estados Unidos y por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior. NECHE revisa y acredita instituciones postsecundarias; su función es garantizar la calidad. Aunque Trump ha amenazado retirar la acreditación, el gobierno no puede revocarla directamente, pero sí ha presionado al organismo alegando incumplimiento de normas antidiscriminatorias. Trump ha llamado a la acreditación su “arma secreta” y busca crear nuevos organismos que exijan estándares alineados con su visión ideológica.

Gráfica 2.2. infografía que muestra las áreas de investigación y fondos dedicadas a cada una. Fuente: Anuario de la Universidad de Harvard

Mas allá de Harvard

Lo ocurrido con Harvard no es un caso aislado. Universidades como Columbia, Princeton y la Universidad de Pensilvania también han enfrentado congelamientos de fondos y presiones similares. Columbia, por ejemplo, optó por negociar y aceptar ciertas demandas, como prohibir el uso de máscaras en protestas y contratar seguridad adicional.

Más de 200 rectores y presidentes universitarios firmaron una carta conjunta expresando su rechazo a lo que consideran una "intromisión gubernamental indebida" y un uso "coercitivo" de los fondos públicos para moldear la política interna de las universidades.

Un futuro incierto para la educación superior

Este enfrentamiento marca un punto de inflexión en la relación entre el poder ejecutivo y las universidades. Si las acciones del gobierno continúan y se consolidan, el impacto podría ser devastador: censura en la investigación, exclusión de voces disidentes, pérdida de talento internacional y un debilitamiento de la independencia académica que ha sido durante décadas un pilar del prestigio estadounidense.

Harvard, por su parte, parece dispuesta a resistir, aunque el costo sea alto. El desenlace de esta disputa sentará las bases para el futuro de la educación superior en Estados Unidos y probablemente influirá en cómo otros países perciben y colaboran con las instituciones académicas norteamericanas. Lo que está en juego no es solo el destino de una universidad, sino el equilibrio entre libertad académica y poder político.

Regresar al Boletín Semanal WMC
EspecialInfo WMCAgo 25Comentario