Impuesto a las visas H-1B de EEUU
El Especial WMC:
Una visa H-1B es una visa de trabajo temporal no inmigrante que permite a las empresas de Estados Unidos emplear a profesionales extranjeros en "ocupaciones especializadas" que requieren conocimientos teóricos y prácticos avanzados, generalmente una licenciatura o equivalente
La decisión de la administración Trump de imponer una tarifa de 100.000 dólares a cada nueva solicitud de visa H-1B marca un punto de inflexión en la política migratoria de Estados Unidos y, por extensión, en la dinámica de los mercados laborales y financieros globales.
Imagen: Description general de la visa H-1B. Crédito: U.S. Citizenship and Immigration Services USCIS .
El “impuesto” de Trump al talento global:
La anunciada tarifa de 100.000 dólares sobre las visas H-1B es, en esencia, una apuesta política. Busca enviar un mensaje de dureza en materia migratoria y de protección del trabajador estadounidense, al tiempo que redistribuye recursos hacia sectores estratégicos. Pero el riesgo de efectos secundarios es alto: litigios judiciales, tensiones diplomáticas, offshoring no deseado y freno a la innovación.
Mientras tanto, los distintos actores de los mercados financieros deberán asumir que la política migratoria se ha convertido en una variable crítica de la ecuación macroeconómica. No se trata solo de cuántos visados se conceden, sino de a quiénes, en qué sectores y con qué coste.
En un mundo donde el capital humano es el insumo más escaso, cualquier política que limite su movilidad tiene consecuencias que van mucho más allá de la inmigración: afecta la competitividad tecnológica, la estabilidad geopolítica y, en última instancia, la dirección de los flujos de inversión global.
La base legal de la medida es considerada por muchos, cuanto menos, cuestionable. El presidente se ampara en la Sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) (la misma que sustentó el “travel ban” de 2017). Dicha disposición otorga al Ejecutivo amplias facultades para restringir la entrada de extranjeros cuando considere que amenaza los intereses nacionales.
Diversos expertos califican la orden como una forma de “legislación presidencial”, es decir, una invasión de competencias propias del Congreso. La expectativa generalizada es que la medida será llevada ante los tribunales con rapidez. Si bien hay posibles precedentes que refuerzan la discrecionalidad presidencial, la diferencia aquí es sustancial: se trata de un gravamen de magnitud económica, y no de una prohibición de entrada por razones de seguridad.
Impacto en el mercado laboral de EEUU
El sector tecnológico estadounidense, principal usuario del programa H-1B, recibió la noticia con una mezcla de alarma y cautela. Gigantes como Microsoft, Amazon, Google o JP Morgan han evitado pronunciamientos públicos, conscientes del clima político y de los riesgos reputacionales de confrontar directamente a la Casa Blanca. No obstante, puertas adentro, el nerviosismo es palpable.
El efecto esperado es un “cambio en la distribución de visados”: menos en ocupaciones de salarios medios y más en industrias de vanguardia tecnológica o financiera.
Las empresas se enfrentan ahora a un cálculo frío: ¿vale la pena desembolsar 100.000 dólares adicionales por un trabajador extranjero?
Gráfica 2.1: Principales firmas beneficiarias del programa de visas H-1B. Fuente: US Citizenship And Immigration Services: Bloomberg
En sectores de alta remuneración como la biotecnología, la banca de inversión o el desarrollo de inteligencia artificial, la respuesta tiende a ser afirmativa. En cambio, educación, entretenimiento, investigación académica y áreas de menor margen pueden quedar fuera del juego. (Véase gráfica 2.2)
Gráfica 2.2 : Remuneraciones medias en las empresas beneficiarias de mas de 1000 visas H-1B. Fuente: Bloomberg
El efecto esperado es un “cambio en la distribución de visados”: menos en ocupaciones de salarios medios y más en industrias de vanguardia tecnológica o financiera.
Gráfica 2.3: Distribución de visados H-1B otorgados en el año fiscal 2024 por cada sector industrial. Fuente USCIS
Este ajuste, paradójicamente, puede beneficiar a pequeñas y medianas empresas si los grandes jugadores reducen su demanda marginal de visados. Pero la realidad es que las corporaciones con músculo financiero seguirán compitiendo ferozmente por el talento crítico, mientras que startups y universidades podrían verse desplazadas.
Impacto “Aguas Afuera”
Si hay un país negativamente afectado, es India, que concentra más del 70% de los beneficiarios del programa H-1B.
Para su industria de servicios, valorada en 280.000 millones de dólares, el cambio amenaza el modelo de negocios basado en el despliegue de ingenieros y programadores en territorio estadounidense.
El momento no podría ser más delicado: Washington y Nueva Delhi acaban de retomar conversaciones comerciales tras meses de tensiones por los aranceles estadounidenses -que recientemente alcanzaron hasta un 50% en represalia por las compras de crudo ruso-. La nueva tarifa se interpreta en India como un “muro no arancelario” en el comercio de servicios, un golpe directo a la relación bilateral.
Más allá de la diplomacia, el impacto económico puede ser severo. El flujo de remesas de trabajadores indios en EEUU ronda los 35.000 millones de dólares anuales, un aporte crucial para la balanza de pagos y la estabilidad de la rupia. Una caída en la concesión de visados o un encarecimiento que limite la movilidad laboral podría debilitar aún más una moneda ya castigada y aumentar la presión sobre el crecimiento de India, cuyo desempleo juvenil se mantiene cerca del 40%.
Contradictoriamente, la decisión de Trump podría acelerar un fenómeno que Washington busca contener: el offshoring. Al encarecer los costos de importar talento, algunas compañías pudiesen optar por trasladar tareas de desarrollo, análisis de datos y soporte a centros de capacidad global (GCCs) en otros países, por ejemplo India.
Así mismo, firmas extranjeras están viendo el cambio como una oportunidad de reforzar operaciones domésticas y retener el talento en sus naciones de origen, generando más empleo local a sus países.
Por supuesto, la transición no es inmediata: muchas de estas empresas dependen de contratos con clientes estadounidenses que exigen presencia on-site.
Gráfica 2.4: Distribución porcentual de visados H-1B otorgados en el año fiscal 2024 por países. Fuente USCIS
Reconfiguración de los flujos de talento
Todo apunta a que esta nueva medida dará origen a una reconfiguración estructural en los flujos de talento global: el programa H-1B seguirá siendo un canal privilegiado para acceder al mercado laboral estadounidense y mientras que EEUU atraerá a los mejores ingenieros de semiconductores, médicos especializados y programadores de inteligencia artificial, India, China y otros países emergentes absorberán una parte creciente del trabajo intermedio, potenciando sus propios polos de innovación.
En términos de mercado, esta dinámica podría beneficiar a empresas multinacionales con capacidad de operar modelos híbridos, combinando talento premium en EEUU con back-offices ampliados en Asia. Los inversionistas deberán seguir de cerca qué compañías logran adaptarse a esta nueva geografía del talento y cuáles quedan atrapadas en estructuras de costos insostenibles
“América primero”
Desde la perspectiva de los inversionistas, la tarifa del H-1B debe leerse dentro de una narrativa más amplia: el intento de la administración Trump por replegar a EEUU del orden económico global. La política migratoria se suma a los aranceles, a las presiones sobre aliados para restringir importaciones energéticas desde Rusia y a los incentivos fiscales domésticos como el CHIPS and Science Act.
El mensaje implícito al mercado es claro: Estados Unidos privilegiará empleos locales y sectores estratégicos, aunque ello implique tensiones con socios comerciales o distorsiones de corto plazo en la disponibilidad de talento.
Para los sectores financieros y tecnológicos, la señal es mixta: por un lado, se aseguran que los visados se concentren en los puestos de mayor valor añadido; por otro, se enfrentan a un clima de incertidumbre regulatoria que dificulta planificar a medio plazo.
Los estrategas coinciden en que la medida no reducirá de manera significativa el número total de visados emitidos, limitado por el tope anual de 85.000. Lo que cambiará es la composición: más doctores en ciencias de la computación y menos profesores universitarios de medio salario. El efecto final dependerá del grado de flexibilidad en la aplicación de las excepciones y de la respuesta de las cortes a los litigios inminentes.