Government Shutdown
El Especial WMC:
Desde la medianoche del 1 de octubre de 2025, el gobierno federal de Estados Unidos entró en un estado de parálisis parcial, conocido en inglés como “Government Shutdown”. La incapacidad del Congreso para aprobar las leyes de asignaciones presupuestarias o una resolución temporal (“continuing resolution”) provocó que numerosas agencias federales suspendieran actividades no esenciales. Este episodio reabre viejas heridas políticas y plantea desafíos cuantiosos para la economía, los trabajadores públicos y los mercados financieros.
Imagen: Caricatura alusiva a las responsabilidades que el liderazgo republicano (representado por elefantes) le achaca al liderazgo demócrata (representada por burros) en el tema de la no aprobación del presupuesto. Autor: Mike Luckovich para The Atlanta Journal-Constitution. Crédito: Mike Luckovich .
¿Qué es un “Government Shutdown” y por qué sucede en EEUU?:
Un government shutdown ocurre cuando el Congreso no aprueba a tiempo las asignaciones presupuestarias necesarias para financiar las actividades del gobierno federal. En EE. UU., el año fiscal empieza el 1 de octubre. Si antes de esa fecha no se aprueban los doce proyectos de ley o una resolución provisional que extienda el financiamiento vigente, se genera una brecha y muchas agencias no pueden operar legalmente.
A diferencia de otros países, donde existen prórrogas automáticas o financiamiento provisional para evitar la parálisis, la doctrina estadounidense, vigente desde 1980, sostiene que, en ausencia de asignaciones, las agencias deben suspender operaciones no esenciales.
En última instancia, la crisis expone un conflicto político: disputas entre partidos sobre prioridades como sanidad, recortes, subsidios, defensa, reformas tributarias o salud pública se traducen en enfrentamientos presupuestarios. Si el Congreso no logra consenso con la presidencia, la paralización es la consecuencia.
Esta situación se agrava por la polarización entre Congreso y Casa Blanca. Los demócratas exigen, para apoyar financiamiento, extender subsidios de salud y evitar recortes en programas sociales, mientras los republicanos proponen medidas de control del gasto sin esas condiciones y respaldan extender la financiación al nivel actual hasta el 21 de noviembre.
Que funciones se paralizan y cuales se mantienen:
Durante un shutdown, no toda la maquinaria del Estado se detiene. Las agencias definen previamente planes de contingencia que identifican actividades “esenciales” que deben mantenerse para proteger la vida y la propiedad (como defensa, seguridad nacional, control del tráfico aéreo, fuerzas armadas, fiscalización, etc.). Estos empleados esenciales deben seguir trabajando, aunque temporalmente sin sueldo.
Pero muchas operaciones se paralizan: agencias de investigación, programas de salud preventiva, servicios internos, algunas funciones judiciales (con retrasos), parques nacionales, museos federales, agencias ambientales, programas de nutrición infantil, entre otros.
Por ejemplo, los beneficios básicos como el Seguro Social (Social Security), Medicare y Medicaid no dependen de las asignaciones discrecionales y continúan operando, aunque algunas operaciones colaterales pueden demorarse. Para programas como SNAP (asistencia alimentaria) existe un fondo de contingencia que cubre alrededor de un mes.
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) indica qué agencias deben suspender operaciones y cuáles deben seguir, y las prioridades pueden variar según el poder ejecutivo. ( Véase gráfica 2.1).
Gráfica 2.1: Que servicios, agencias y dependencias gubernamentales son afectadas por el Gobernment Shutdown Fuente: Bloomberg
¿Cuántas veces ha ocurrido?
Desde 1980, cuando se institucionalizó la doctrina de cierre, ha habido múltiples episodios de “funding gaps” (ó insuficiencia de fondos), de los cuales varios han derivado en shutdowns que realmente afectaron operaciones federales.
Dependiendo de la definición (lapsos breves frente a cierres con furloughs (mandatos de licencias sin pago para los trabajadores), el conteo varía. El Bipartisan Policy Center señala que ha habido 15 “funding gaps” que resultaron en cierres gubernamentales reales. Otras fuentes identifican el cierre iniciado este mes como el undécimo shutdown en la historia moderna federal. (Véase gráfica 2.2).
Los mas largos:
1995–1996: el gobierno se cerró por un total de 21 días, en dos episodios, durante la administración Clinton, por una pugna entre el presidente y el Congreso sobre recortes presupuestarios.
2013: un shutdown de 16 días debido a la disputa sobre el financiamiento de la Ley de Salud (Affordable Care Act).
2018–2019: el más largo de la historia moderna, con 23 días de parálisis parcial, debido a un enfrentamiento entre Trump y el Congreso por recursos para la barrera fronteriza.
Gráfica 2.2: Extensión de los Shutdows en la historia de EEUU. Fuente: Forbes
Impactos del Shutdown sobre la administración:
Un shutdown interrumpe gasto público discrecional, retrasa pagos federales y reduce el consumo de empleados públicos, afectando al PIB. Cada semana podría restar entre 0,1 y 0,15 puntos porcentuales al crecimiento; la Casa Blanca advierte pérdidas de cerca de 15.000 millones de dólares semanales y un alza de 43.000 desempleados si dura un mes. En general, genera incertidumbre, debilita la confianza de consumidores y empresas, y disminuye la actividad privada por menor ingreso disponible. Además, parar y reiniciar programas aumenta costos y agrava el impacto.
Existen efectos indirectos: retrasos en préstamos, permisos, contratos y regulaciones frenan inversión y actividad comercial. En 2018–19, préstamos a pymes quedaron retenidos; en 2013, las solicitudes de hipotecas cayeron un 7%. En servicios clave como transporte aéreo, el personal reducido puede provocar demoras y cancelaciones; la interrupción de agencias de investigación, vigilancia epidemiológica o subsidios puede amenazar programas importantes; las operaciones judiciales pueden verse retrasadas. Parques y atracciones federales suelen cerrar o reducir personal, afectando turismo local; algunos estados deben cubrir funciones críticas, y no todos cuentan con esa capacidad.
Impacto sobre los trabajadores federales:
Durante los shutdowns, los empleados gubernamentales son los más afectados: los no esenciales quedan furloughed, sin paga, y los esenciales siguen trabajando sin compensación hasta la reapertura. Aunque suele haber pago retroactivo, la liquidez inmediata y el costo financiero para estas familias puede ser grande, repercutiendo en consumo local, morosidad y tensión fiscal personal. (Véase gráfica 2.3)
Se estima que unos 750.000 empleados podrían verse afectados si persiste el cierre; en algunas agencias, gran parte del personal está furloughed. Por lo general, el gobierno no despide a estos trabajadores, salvo cierres prolongados; sin embargo, la retórica oficial ha tensionado el tema, con anuncios de recortes de personal y despidos masivos si continúa.
Trump declaró: "Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles, que son malas para los demócratas e irreversibles por ellos... como cortar a un gran número de personas, cortar cosas que les gustan, cortar programas que les gustan".
La situación coincide con preocupaciones en el mercado laboral: la tasa de desempleo subió a 4,3% en agosto de 2025, frente al 4,2% del mes anterior, la mayor desde octubre de 2021. Los desempleados son unos 7,4 millones y las vacantes ~7,18 millones, rompiendo la tendencia de mayor demanda de empleo.
Gráfica 2.3: Empleados Afectados en cada Agencia Gubernamental durante el Shutdown Fuente: NY Times
Impacto del Shutdown en los mercados financieros
Históricamente, los shutdowns han sido eventos con impacto moderado en los mercados, salvo que se extiendan mucho o vayan acompañados de crisis más profundas, como incumplimiento de la deuda. Aunque las reacciones suelen ser volátiles, no acostumbran ser pronunciadas y no desencadenan crisis sistémicas por sí solas.
El shutdown siempre genera ruido, sin embargo los fundamentales económicos terminan por dominar la dirección de los mercados.
Cuando existe la expectativa de que el shutdown se prolongue, la incertidumbre política puede aumentar prima de riesgo y empujar a los inversionistas temporalmente hacia activos refugio.
Es importante recordar que, en muchos casos anteriores, los mercados han absorbido estos choques con cierta resiliencia. Por ejemplo, el shutdown de 2018–19 generó ajustes modestos en los mercados, pero no provocó una caída prolongada ni sistémica. (Véase gráfica 2.4)
El efecto real dependerá de la duración del cierre, el grado en que se mezclen con otras crisis fiscales, y la capacidad del gobierno para negociar una salida rápida.
Si el cierre es breve -una semana, dos semanas- probablemente el impacto económico será moderado y transitorio. Muchos de los efectos negativos se revertirán una vez que el gobierno reabra y se reanuden las actividades retrasadas.
Pero si el shutdown se prolonga hacia varias semanas, los costos acumulados pueden resultar significativos: caída mayor del PIB, deterioro en consumo, presiones sobre empleos públicos, caída de confianza empresarial y mayores efectos en inversiones aplazadas. El coste de reiniciar programas puede elevar el déficit, con efectos en la deuda pública.
Gráfica 2.4: Variación porcentual día a día del S&P 500 durante los últimos Shutdowns. Los rombos de color indican el momento en que culminó el Shutdown Fuente: Business Insider
En conclusión:
El “Government Shutdown” representa una prueba más de las tensiones estructurales del sistema político y fiscal estadounidense. No es un fenómeno extraño en sí mismo -ha ocurrido en múltiples ocasiones-, aunque su impacto real depende en gran medida de su duración, intensidad y el contexto económico en que se produce.
Quedará por ver si esta crisis mejora el pragmatismo político o agrava la fractura institucional. En todo caso, conocer qué está en juego es clave para valorar la magnitud de este momento como indicio de los desafíos estructurales que enfrenta la economía.